El cáncer de mama es una enfermedad compleja que puede tener un impacto profundo en la vida de las personas, incluyendo su capacidad para trabajar de manera efectiva. Cuando alguien es diagnosticado con cáncer de mama, comienza una etapa que frecuentemente incluye tratamientos intensivos como cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapia hormonal. Estos tratamientos, aunque fundamentales para combatir la enfermedad, conllevan efectos secundarios significativos.
Durante el tratamiento, es común que las personas experimenten fatiga extrema, náuseas, pérdida de cabello y dolor, entre otros síntomas. Estos efectos secundarios pueden hacer que sea difícil para la persona mantener su nivel de energía y concentración en el trabajo. Muchas veces, esto resulta en la necesidad de solicitar una incapacidad permanente.
Tenemos a los mejores especialistas, y ofrecemos una primera visita sin compromiso.Aquí exploramos los diversos grados de incapacidad laboral que pueden afectar a los trabajadores y trabajadoras diagnosticados con cáncer de mama, según la gravedad de su estado.
El cáncer de mama reduce en un 33% como mínimo la capacidad de una persona para realizar tareas específicas en su empleo habitual. A pesar de esta limitación, el individuo aún puede desempeñar funciones adaptadas o en otros ámbitos laborales menos demandantes físicamente.
En casos avanzados de cáncer de mama, puede ser imposible para una persona continuar realizando las tareas usuales de su trabajo. Sin embargo, esta clasificación permite explorar oportunidades laborales en áreas que no requieran el mismo nivel de esfuerzo físico o estrés, todo ello dependiendo de las secuelas que hayan producido los diferentes tratamientos.
Este nivel de incapacidad está reservado para aquellos trabajadores mayores de 55 años cuyas capacidades laborales se ven gravemente afectadas por el cáncer de mama. La edad y la severidad de la enfermedad pueden dificultar significativamente la búsqueda de empleo en otras áreas.
En los casos más graves, el cáncer de mama puede incapacitar por completo a una persona para desempeñar cualquier tipo de trabajo remunerado, incluso aquellos que demandan un esfuerzo físico mínimo.
Este grado de incapacidad se reserva para personas cuyas condiciones derivadas del cáncer de mama las hacen completamente dependientes de asistencia externa para llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como el cuidado personal o la alimentación.
Este es el proceso para solicitar la incapacidad permanente por cáncer de mama, que implica seguir varios pasos antes de que se pueda obtener el reconocimiento de la invalidez.
La Seguridad Social tiene un plazo máximo de 135 días para resolver las solicitudes de incapacidad permanente por cáncer de mama. Si pasado este tiempo no hay respuesta, se considerará que la solicitud ha sido rechazada por silencio administrativo.
Una vez recibida la resolución, el solicitante tiene 30 días hábiles para presentar una impugnación, con una reclamación administrativa previa. Si esta impugnación es rechazada, dispone de 30 días hábiles desde la notificación del rechazo para iniciar un proceso judicial.
La gestión médica del cáncer de mama para una incapacidad implica un proceso exhaustivo liderado por oncólogos y especialistas en enfermedades mamarias. Este procedimiento es fundamental para evaluar detalladamente las limitaciones funcionales de la paciente y comprender cómo el cáncer afecta su capacidad para llevar a cabo actividades diarias y laborales.
Se examina cómo la enfermedad impacta la fuerza muscular, la sensibilidad y otras funciones críticas para la rutina diaria y el desempeño laboral. Esto implica evaluar la capacidad para realizar actividades físicas moderadas, como levantar objetos livianos, la resistencia para mantener la concentración durante períodos prolongados, la habilidad para adaptarse a cambios rápidos de postura requeridos por el trabajo, y la capacidad para seguir instrucciones complejas sin dificultades significativas.
Un equipo interdisciplinario de expertos en oncología y otras áreas relevantes revisa detalladamente la documentación médica presentada. Su función es evaluar cómo el cáncer de mama afecta la capacidad de la paciente para trabajar y realizar sus actividades diarias y las funciones laborales.
Es posible estar de baja laboral debido al cáncer de mama. La duración de la baja puede variar dependiendo de varios factores, como la gravedad del cáncer, o el tratamiento necesario. Al final, el diagnóstico, y cómo afecta a cada persona, es lo que va a determinar el alcance y la duración.
El cáncer de mama puede presentar desafíos significativos en el ámbito laboral. A continuación, se ofrecen estrategias fundamentales para facilitar el proceso de obtención de la incapacidad:
Siempre recomendamos ser organizado: recopilar todos los informes, a ser posible recientes, de los últimos dos años, y tenerlo todo en orden. Además de eso, contar con un perito médico de la especialidad de oncología, es clave para obtener la incapacidad en juicio.
Sobre todo, los informes deben incluir no solo los tratamientos sino las limitaciones que se derivan de los mismos y el grado de afectación en la funcionalidad, es decir, no basta con especificar el tratamiento pautado sino cuáles son las secuelas que se derivan del mismo y cómo afectan al paciente.
La asesoría legal especializada juega un papel decisivo en el proceso de solicitud de incapacidad por cáncer de mama. Los abogados de incapacidades ofrecen un análisis meticuloso de cada caso, evaluando las pruebas, informes y documentación.
Examinar casos previos relacionados con la incapacidad por cáncer de mama proporciona una perspectiva valiosa sobre la aplicación de las leyes y la jurisprudencia. Estos casos subrayan la importancia de presentar evidencia sólida y contar con el respaldo de profesionales expertos en el campo.
A una de nuestras clientas le fue reconocido en vía administrativa, estimando la reclamación previa presentada por el Despacho, el grado de Incapacidad permanente absoluta derivada de enfermedad común. La trabajadora había sido diagnosticada de un cáncer de mama grado II/III.
Como secuelas de dicho cáncer y de los tratamientos prescritos presentaba astenia, artralgias, osteoporosis, sofocos, dolor osteomuscular crónico así como un trastorno depresivo mayor moderado; entendiendo por ello el Instituto Nacional de la Seguridad Social que no solo estaba incapacitada para su profesión como jefa administrativa, sino también para el desempeño de cualquier profesión.
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