Cuando nos referimos a incapacidad permanente absoluta por varias enfermedades, nos adentramos en un escenario en el que la salud de una persona se ve afectada por diversas condiciones médicas que se combinan para crear una situación de incapacitación completa en el ámbito laboral.

En este artículo, exploraremos en profundidad este contexto, analizando cómo se evalúa y determina esta forma de incapacidad, así como las implicaciones y los derechos que abarca para quienes soportan la complejidad de múltiples enfermedades limitantes en su vida profesional.

¿Qué es una incapacidad permanente absoluta?

La incapacidad permanente absoluta es un concepto en seguridad social que describe una situación en la cual una persona está completamente incapacitada para realizar cualquier tipo de actividad laboral. En otras palabras, esta condición implica que la persona no puede desempeñar ninguna ocupación remunerada por su estado de salud.

Para que se declare una incapacidad permanente absoluta, se evalúa detalladamente la capacidad funcional y las limitaciones físicas o mentales del individuo. Esta evaluación considera tanto la profesión previa del individuo, como su capacidad para desempeñar cualquier otra actividad laboral en el futuro. La incapacidad permanente absoluta se otorga cuando se constata que la persona no puede realizar ningún trabajo de manera sostenible y que su estado de salud es irreversible, sin posibilidad de mejoría significativa. Aunque cabe la posibilidad de efectuar revisiones y el grado cambie, tanto a mejor como a peor.

Esta determinación se basa en criterios médicos y legales específicos, y su otorgamiento da lugar a beneficios y prestaciones económicas por parte de la seguridad social, destinadas a ayudar a la persona en su vida cotidiana y cubrir sus necesidades básicas debido a la imposibilidad de trabajar.

¿Cuántas veces se puede revisar la incapacidad absoluta?

Hasta la edad de jubilación, la incapacidad permanente está sujeta a revisiones. En este contexto, la Seguridad Social puede requerir al beneficiario a someter su grado de invalidez a evaluación, con el fin de determinar si es necesario ajustar, incrementar o retirar la asignación.

Cualquier nivel de invalidez permanente, ya sea parcial, total, absoluta o gran invalidez, está sujeto a posibles revisiones. Generalmente, las pensiones pueden ser revisadas cada dos años, plazo que se considera adecuado para evaluar si han surgido modificaciones en las limitaciones laborales.

Es esencial considerar que la invalidez permanente no será sometida a revisión en todos los casos. Nuestra normativa dice que “podrá revisarse”, lo que significa que el Tribunal Médico no llevará a cabo una revisión en todos los escenarios. Solo en situaciones donde se perciba una posible mejora o empeoramiento se llevará a cabo esta revisión.

Uno de los elementos que puede desencadenar esta revisión es cuando, después de otorgar la invalidez permanente por parte del INSS, los informes médicos sean diferentes y reflejen menos limitaciones en el trabajador.

¿Se puede tener incapacidad permanente por varias enfermedades?

Sí, se puede tener la incapacidad permanente, tanto la total como la absoluta, por varias enfermedades. De hecho, en la resolución en que se reconoce la invalidez, se formulan todas las patologías que han dado lugar a la misma. Incluso es habitual que el trabajador sufra varias dolencias.

Éstas, de manera conjunta, generen una limitación significativa en su capacidad para desempeñar su labor habitual. En estos casos, se evalúa cómo estas enfermedades interactúan y se traducen en restricciones laborales y actividades diarias.

Ejemplos de incapacidad permanente absoluta por varias enfermedades

  1. Un individuo padece una enfermedad neuromuscular degenerativa que le causa una significativa pérdida de movilidad y debilidad muscular. Además, sufre de una enfermedad cardíaca crónica que limita su capacidad para realizar cualquier tipo de esfuerzo. Estas dos condiciones combinadas han resultado en una incapacidad permanente absoluta, ya que el individuo no puede llevar a cabo ninguna actividad laboral.
  2. Una persona presenta una combinación de trastornos psiquiátricos graves, incluyendo esquizofrenia y trastorno bipolar, que afectan profundamente su estabilidad emocional y su capacidad para funcionar en un entorno laboral. Estas enfermedades mentales interfieren en su concentración, toma de decisiones y relaciones interpersonales. La interacción de estas condiciones ha llevado a una incapacidad permanente absoluta.
  3. Un individuo ha sido diagnosticado con artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que causa dolor, inflamación y rigidez en las articulaciones. Además, sufre de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que dificulta su capacidad para respirar adecuadamente. Estas dos enfermedades en conjunto le impiden realizar tareas físicas y mantener un ritmo de trabajo sostenible.
  4. Un trabajador ha sufrido múltiples accidentes que han dejado secuelas en su columna vertebral, extremidades y sistema nervioso. Estas lesiones acumulativas han ocasionado una disminución significativa en su movilidad y capacidad para realizar actividades cotidianas. A pesar de haber intentado diversos tratamientos médicos y terapias de rehabilitación, su estado de salud no ha mejorado lo suficiente como para poder volver a trabajar.
  5. Una persona enfrenta una serie de enfermedades crónicas, como diabetes, insuficiencia renal y neuropatía periférica. Estas condiciones han llevado a complicaciones médicas constantes, hospitalizaciones frecuentes y la necesidad de tratamientos médicos intensivos. La interacción de estas enfermedades ha impactado en su calidad de vida y ha limitado drásticamente su capacidad para mantener un empleo, lo que conduce a la concesión de una incapacidad permanente absoluta.

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