El daño cerebral adquirido (DCA) es la afectación de estructuras encefálicas en personas que habiendo nacido sin daños, en un momento posterior de su vida sufren esas lesiones y se traducen en una afectación de su funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y/o físico.
Cuando el origen de la lesión cerebral es un golpe, hablamos de traumatismo craneoencefálico (TCE). Muchos de los traumatismos craneoencefálicos que causan lesiones cerebrales se producen por un accidente de tráfico.
Las secuelas derivadas del daño cerebral se pueden clasificar en siete áreas: nivel de alerta, control motor, recepción de información, comunicación, cognición, emociones y actividades de la vida diaria.
Existe una variedad de formas en las que se puede producir daño cerebral como consecuencia de un accidente de tráfico, puede darse mediante:
El problema del daño cerebral es que tiene múltiples manifestaciones, dependiendo de la zona a la que afecte.
Como hemos adelantado anteriormente, existen siete tipos de posibles afectaciones:
Una posibilidad, si el impacto es importante, puede producirse una pérdida de consciencia, que se mide mediante la “escala de Glasgow”. Esta escala mide el estado de alerta de los seres humanos, otorgando una puntuación mediante una sub escala que mide la respuesta ocular, verbal y motora.
Cuanto más bajas sean las puntuaciones más graves es el estado de la víctima, siendo que lo óptimo es la normalidad (15 puntos) y lo más bajo posible, el coma vigil (3 puntos).
Cuando se produce una lesión en las regiones frontales y parietales de los hemisferios cerebrales, así como las lesiones en el tronco cerebral, suelen provocar debilidad en la parte del cuerpo contraria a la del hemisferio cerebral lesionado. En este apartado englobamos las hemiplejias (parálisis de la mitad del cuerpo), hemiparesias (pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo), espasticidad (aparición de tono muscular muy elevado, como la garra palmar o el pie equinovaro), la disfagia (que nos complica tragar sólidos y líquidos), el control de esfínteres o la parálisis de miembros inferiores.
La recepción de información se realiza por diversos canales que pueden verse afectados tras un episodio de trauma cerebral.
El hemisferio dominante, el izquierdo normalmente, puede verse afectado en un episodio de daño cerebral, y por ello producir varios problemas, como la afasia de predominio sensitivo, alexia, afasia de predominio motor, disartria o disfonía, todos ellos problemas para comprender el lenguaje verbal, leer, hablar, articular fonemas o emitir la propia voz.
De una lesión cerebral se puede derivar una afectación a la capacidad de reflexionar, aprender o tomar decisiones. Dichos problemas pueden ser transitorios y reversibles, o derivar en una secuela permanente.
El problema de este tipo de afectación es que puede coexistir con las funciones motoras, sensoriales y de comunicación intactas, por lo que transmite una engañosa idea de autonomía y salud que no corresponde con la realidad.
La inestabilidad emocional derivada de este tipo de lesiones abarca dos prototipos predominantes, la desinhibición, siendo esta la incapacidad de frenar impulsos, generando conductas inadecuadas socialmente, y la apatía, que apaga la motivación, genera inactividad e indiferencia. Generalmente estos últimos van asociados a trastornos de la personalidad, y generan situaciones de agresividad.
En este apartado encontramos una diferencia entre las actividades básicas de la vida diaria y las actividades de desarrollo personal.
En las primeras encontramos las funciones que son vitales para nuestra autonomía personal, como puede ser lavarse, comer, tumbarse, caminar, subir escaleras, levantarnos de la cama, vestirnos, etc., se entiende que existe una limitación grave o muy grave cuando sufrimos limitaciones en estas actividades.
En cambio, las actividades de desarrollo personal son aquellas necesarias para nuestro progreso como personas, y corresponden al trabajo, al deporte, a cualquier actividad de ocio que se vea impedida por nuestras lesiones. Consideraremos que la afectación es leve o moderada cuando nos veamos impedidos o limitados para la realización de dichas actividades.
La indemnización por accidente de tráfico se calcula en base a la Ley 35/2015, y siguiendo las pautas que nos ofrece el baremo de indemnizaciones.
Todo ello, de forma genérica, puesto que cada caso goza de particularidades que deben ser oportunamente estudiadas, nos permitiría cifrar la indemnización por lesiones con daño cerebral correspondiente por los daños y perjuicios causados.
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Los daños físicos y psíquicos causados por un accidente de tráfico pueden ser variados tanto en gravedad como en recuperación médica, factores éstos últimos determinantes en la cuantificación de la indemnización a reclamar por el accidente de tráfico sufrido. Por eso existe una tabla, para dotar de objetividad a estos asuntos: se trata del baremo. En él, según el daño corporal, se obtiene una cuantía de indemnización. Se valoran también la muerte, las lesiones temporales y el perjuicio estético. Se usa, asimismo, cuando ha habido un accidente laboral, aunque eso corresponde a otro ámbito. Cuando una persona sufre un accidente de tráfico precisa en muchas ocasiones de un tiempo de recuperación, motivo por el cual se encuentra en situación de incapacidad temporal derivada de accidente no laboral o accidente de trabajo. Transcurrido este período de incapacidad temporal y según el alcance de las secuelas, la víctima del accidente de tráfico necesita ser reconocido en situación de incapacidad permanente total, absoluta, gran invalidez o parcial. La solicitud de las prestaciones o pensiones derivadas de un accidente de tráfico son un trámite que requiere la asesoría de profesionales del derecho que le acompañen en todo el proceso que sigue a una lesión por un siniestro. Todo ello será debidamente analizado y valorado por nuestros abogados especialistas en incapacidad permanente, quienes le asesorarán y tramitarán la incapacidad permanente a la que tenga derecho. Todos en algún momento hemos contratado de manera directa o indirecta, seguros de vida, seguros por incapacidad permanente, seguros de vida hipotecarios, seguros derivados de convenios colectivos; así como hemos tenido asociados a tarjetas de crédito que también contemplan indemnizaciones por accidentes de tráfico. Por dicho motivo, es imprescindible saber qué seguros de vida y de incapacidad permanente tenemos suscritos, el clausulado de los mismos (condiciones generales y condiciones particulares) para de este modo llevar a cabo la reclamación de dichos seguros. Una persona que sufre un accidente de tráfico puede ser víctima, bien sea conduciendo un coche, moto, bicicleta o patinete eléctrico; o bien, no estar conduciendo y se víctima de un atropello. Cada circunstancia determinará lesiones, secuelas e indemnizaciones derivadas del accidente de tráfico. Las consecuencias de un accidente de tráfico pueden llegar a ser importantes y determinar la vida de la víctima que lo sufre. Para ello, las leyes han contemplado una serie de ayudas orientadas a mejorar la calidad de vida tanto de quienes han sufrido un accidente como de los familiares que deben hacerse cargo de sus cuidados. Nuestro equipo de abogados especializados os orientará legalmente a fin de acceder a estas ayudas. Nuestra experiencia es nuestra fortaleza. Adéntrate en algunos de los casos que hemos llevadode manera exitosa.Infórmese de otros servicios que ofrece nuestro despacho
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