En este artículo se va a explicar las circunstancias en la que existe la posibilidad de solicitar la gran invalidez por depresión. También explicaremos el concepto de lo que es considerada una depresión.

¿Qué es la depresión?

Normalmente un estado depresivo es cuando una persona se siente continuamente triste, desmotivación por todo, infeliz, entre otros sentimientos bajos de ánimo.

Cuando el médico especialista determina un diagnóstico depresivo a una persona, es en el momento en el que todos los sentimientos mencionados interfieren de forma considerable en la vida cotidiana, impidiéndole hacer determinadas actividades ya sean profesionales o personales, durante un período prolongado en el tiempo.

Explicado de forma científica, la depresión sucede cuando hay un desequilibrio de los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina que son los que se encarga de determinar el nivel de felicidad de cada persona en particular.

¿Cuáles son las principales causas de la depresión?

De las principales causas que se encuentran cuando una persona padece de depresión, es un suceso muy doloroso que puede disminuir el nivel de estos neurotransmisores provocando así la denominada depresión.

Las principales causas para que una persona entre en una profunda depresión suelen ser acontecimientos graves, tristes, sufrir mucho estrés, aunque en muchas otras ocasiones la depresión no viene asociada a ninguna causa en particular.

También podemos encontrar entre las causas de la depresión los factores genéticos, cambios hormonales.

Normalmente las personas que terminan sufriendo una depresión son aquellas que los cambios que suceden en la vida les resulta complicado superarlos, afrontarlos o gestionarlos.

¿Qué síntomas aparecen cuando se sufre de depresión?

Los síntomas que ayudan a identificar la depresión suelen ser:

¿Cuántos tipos de depresión existen?

Los principales tipos de depresión con los que podemos encontrarnos habitualmente son:

¿En qué supuestos se puede considerar solicitar una gran invalidez por depresión?

En los supuestos más graves en los que la persona afecta de depresión no puede llevar a cabo incluso ninguna actividad básica de la vida cotidiana, o que no se valga por si misma para tomar decisiones, se puede llegar a considerar solicitar una gran invalidez.

En muchas ocasiones, las personas que padecen depresión en los casos más serios y graves suelen tener ideas suicidas e incluso intentos, debido a las alteraciones mentales por lo que, como hemos mencionado, necesitará el control y supervisión de una tercera persona en su día a día para que no se autolesione o que pueda dañar a otras personas.

Por todo ello, en la mayoría de los casos en la que la depresión tiene un carácter muy grave, y que incluso va asociada a otras tantas patologías ya sean físicas o psíquicas se podrá ser beneficiario de una pensión por gran invalidez.

De todas formas, lo que normalmente se concede en casos de depresión, suelen ser las incapacidades permanentes absolutas y las incapacidades permanentes totales.

En los casos, por lo tanto, en los que la depresión es diagnosticada por el especialista como una depresión mayor y severa, junto con la inhabilidad para poder llevar a cabo sus propias decisiones o gestionarlas, por lo que es considerada incapaz para llevar a cabo ninguna actividad laboral, se podrá solicitar de forma viable una incapacidad permanente absoluta para todo tipo de trabajo, otorgándole en este caso de pensión el 100% de su base reguladora. Y en lo casos menos graves, en los que pueda desempeñar otras actividades pero no su profesión habitual se podrá llevar a cabo la solicitud de una incapacidad permanente total para su profesión habitual.

Habrá siempre que valorar los requerimientos, es decir, las necesidades tanto físicas como psíquicas, que se soliciten en el trabajo que desempeña la persona afecta de depresión para poder relacionarlos con las limitaciones que tiene la persona con depresión.

Solamente en los supuestos en los que la persona que padece de depresión muy grave y severa, con el añadido de otras patologías que puedan poner en riesgo su propia vida o la vida de los demás, o que no pueda gestionar su propia vida, y que deba tener una supervisión además de la ayuda de una tercera persona, se podrá evaluar la opción de solicitar o aspirar a una gran invalidez. Es decir, solamente en los casos más graves se podrá conceder una gran invalidez.

Un ejemplo de un caso en el que se puede conceder una gran invalidez es:

PRIMERA VISITA GRATIS

Sin ningún tipo de compromiso, te aconsejaremos sobre tus mejores opciones.







    Compartir: