Qué es el síndrome compartimental
El síndrome compartimental es una afección médica en la cual la presión dentro de un espacio cerrado en el cuerpo, como un músculo, nervio o tejido, aumenta hasta niveles anormales, lo que puede comprimir y dañar estructuras dentro de ese espacio. Esto puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en las extremidades, especialmente en la pierna y el antebrazo.
El síndrome compartimental puede ser causado por una variedad de factores, como lesiones traumáticas, como fracturas o contusiones musculares, inflamación, infección, compresión por vendajes o yesos excesivamente ajustados, o ejercicio intenso o prolongado. El diagnóstico se realiza a través de una evaluación física, una medición de la presión intracompartimental y otras pruebas de imagen si es necesario, aunque más abajo profundizaremos en la forma de diagnosticar.
El tratamiento para el síndrome compartimental generalmente implica aliviar la presión dentro del compartimento afectado, lo que puede implicar la eliminación de cualquier causa subyacente de la afección, como una lesión o una infección, o la realización de una fasciotomía, que es una cirugía para abrir el compartimento y aliviar la presión. El tratamiento temprano es importante para prevenir daños permanentes en los tejidos afectados. No obstante, hay trabajadores que permanecen largos meses de baja laboral, incluso llegando a plantearse la incapacidad permanente.
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Síndrome compartimental crónico
El síndrome compartimental crónico es una condición que se desarrolla lentamente, en contraste con el síndrome compartimental agudo que ocurre repentinamente después de una lesión o trauma. Afecta a los músculos, nervios y vasos sanguíneos dentro de un compartimento muscular, comprimiéndolos y provocando que no reciban suficiente flujo sanguíneo y oxígeno. Esto ocasiona dolor crónico, debilidad y daño tisular.
Síndrome compartimental síntomas
- Dolor intenso y constante que empeora con el movimiento
- Sensación de opresión o tensión
- Entumecimiento o debilidad en la zona afectada
- Cambios en la piel, como palidez, enrojecimiento o aumento de la temperatura
- Parestesia (sensación de hormigueo o ardor)
- Disminución o ausencia de los pulsos en la zona, si la causa del síndrome es una lesión en un vaso sanguíneo
¿Cómo se diagnóstica el síndrome compartimental?
Una prueba que se utiliza comúnmente para el diagnóstico del síndrome compartimental es la medición de la presión intracompartimental. Esto se hace mediante la inserción de una aguja en el compartimento sospechoso y midiendo la presión con un manómetro. Si la presión es alta, se puede confirmar el diagnóstico de síndrome compartimental.
Además, las pruebas de imagen como la resonancia magnética y la tomografía computarizada pueden ayudar a descartar otras causas de los síntomas del paciente y a confirmar el diagnóstico. En algunos casos, también se pueden realizar pruebas de electrofisiología para evaluar la función nerviosa y muscular.
¿Cómo se cura el síndrome compartimental?
En casos leves, se puede tratar con reposo, fisioterapia, medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación, y cambios en las actividades diarias que causan los síntomas.
En casos más graves, se puede considerar la cirugía para liberar la presión dentro de la fascia. La fasciotomía es el procedimiento quirúrgico más comúnmente utilizado y consiste en cortar la fascia para liberar la presión en el compartimento afectado. También existen otras técnicas quirúrgicas que se pueden utilizar dependiendo del tipo y la gravedad del síndrome compartimental.
Incapacidad laboral por Síndrome compartimental
En esos casos graves, es necesario, en ocasiones, solicitar la incapacidad laboral. El paciente tiene tantas limitaciones, que no puede efectuar eficientemente su trabajo, y es viable por tanto la invalidez. Para ello, es aconsejable contar con todos los informes posibles de especialistas, como neurólogos, ortopedas, cirujanos vasculares, o reumatólogos, son esenciales para acreditar tanto la enfermedad como sus limitaciones.
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